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Los dueños de un reloj mecánico llevan, sin saberlo, un deportista de alto rendimiento en su muñeca. Cada año, su reloj recorre más de 35.000 kilómetros. Esta es la distancia aproximada que recorreríamos si fuésemos de Munich a Oslo y vuelta, nada más y nada menos que 11 un total de 11 veces.

Y de estas dimensiones es también la carga que soporta el movimiento. Tiene sentido por lo tanto, para relojes de alta gama, realizar un mantenimiento de vez en cuando. El término apropiado en relojería es revisión total y el trabajo realizado es muy costoso y complicado: En primer lugar el reloj debe desmontarse pieza por pieza – lo que puedo imaginar debe llevar mucho tiempo y esfuerzo cuando se trata de relojes con numerosas funciones. Las piezas se prueban una a una para comprobar su funcionamiento y posible desgaste. Si se encuentran piezas con defectos, éstas son sustituidas por nuevas.

Si merece la pena o si es posible un mantenimiento de este orden, lo decide usted y el relojero especialista. Para algunos relojes este proceso no resulta rentable o bien el reloj ha sido construído de una manera tan sumamente sofisticado que tan sólo el personal de la misma casa es capaz de realizar este trabajo con garantía de éxito.

Qué podemos hacer nosotros, como dueños de un reloj mecánico, para garantizar una larga vida útil al mismo?

  • Quitarnos el reloj cuando nos vamos a dormir.
  • Reparar inmediatamente los daños ocasionados a la carcasa para evitar que la misma pierda estanqueidad.
  • Limpiar inmediatamente la carcasa y la correa en caso de suciedad.
  • Limpiar regularmente posibles restos de sudor para garantizar la funcionalidad tanto de la correa como de las juntas.
  • Si debemos abrir la carcasa del reloj, dejar que lo haga siempre un relojero con experiencia.